jueves, junio 15, 2006

Un relato corto

Bueno aquí os dejo un pequeño relato que dedico a uno de los más inmortales escritores de las letras hipánicas; el romántico Gustavo Adolfo Bécquer, todo un maestro en esto del suspense; solo hay que leer sus "Leyendas" que son sencillamente maravillosas.

Tic-tac, tic-tac, ese era el único sonido de la noche. Eso era lo único real en aquel momento.
Estaba cansado, cansado y aturdido, pero Morfeo andaba lejos esa noche. Sin poder dormir solo era capaz de contar los segundos que el viejo reloj de cuco marcaba rítmicamente desde la pared; en toda la casa sólo existía eso, esa era la única realidad tangible en la oscuridad absoluta del dormitorio; sólo ese dichoso tic-tac y la pausada cadencia de su propia respiración. Al menos así fue hasta que en un momento indefinido en la negrura espesa del cuarto, alrededor del segundo 10.800 de su cuenta particular, algo lo hizo estremecer. Sin saber muy bien como, de repente tuvo la certeza de que ya no estaba solo.
Unos pasos apagados y cadentes, serenos y firmes resonaron en el piso de abajo. Por un momento el cuco pareció enmudecer al igual que su propia respiración. Un escalofrío subió por su espalda y un sudor frío sobrevino a su frente. La pesadez de su mente y el sosiego de la noche se vieron quebrados por aquellos pasos que, sin dilación continuaban su camino; y fue entonces cuando el deambular de aquel espectro nocturno cambió. El sonido era ahora más hueco, más seco; quien fuera que se acercara estaba ahora en la escalera, subiendo pausadamente. Por un momento creyó oir una respiración en la quietud malévola de la noche; mientras se acurrucaba en el lecho y notaba como el pánico se extendía por todo su ser desde el corazón, que ahora palpitaba descontrolado. Contó los escalones, veinte de ellos separaban las estancias superiores de las inferiores de la casa. 17, 18, 19...20, un silencio sepulcral se manifestó tras el vigésimo escalón.
Pasaron unos segundos silenciosos donde el tic-tac del reloj recobró su protagonismo. Su cuerpo temblaba como un junco al viento, su respiración se entrecortaba, el frío sudor bañaba la almohada; casi gritó cuando el aire fresco del pasillo entró al dormitorio junto con el sibilino chirrido de los goznes de la puerta mientras se abría.
No quería mirar tras de sí; no podía mirar, y aunque lo hubiera deseado, nada podría haber visto en la espesa oscuridad de aquella estancia donde ahora dos respiraciones se escuchaban sobre el monótono tic-tac del reloj.
Su cuerpo vibraba de terror mientras la entrecortada y desgarrada respiración sonaba en la estancia; los pasos eran ahora cercanos y se detuvieron justo al borde de su lecho. ¡De repente un estruendo ensordecedor sonó en su oído!; casi sintió su fétido aliento en la nuca. ¡Saltó despavorido!, saltó a la realidad de su dormitorio; eran las 8 a.m, el despertador mantenía aún su desagradable graznido. Lo apagó todavía sofocado y sudoroso, a su lado el libro con el que pasó los últimos momentos de vigilia de la pasada noche; Rimas y Leyendas, de Gustavo Adolfo Bécquer, abierto por la última página de "El Monte de las Ánimas"".
Aun tembloroso puso el pie en el frío suelo; llegaba tarde al trabajo.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Aupa GRANADA CF... A REVENTAR LOS CÁRMENES EL 25 DE JUNIO.

Paulibiri dijo...

Guau!no sabía que escribirieras...q más tienes en el tintero??? y nunca mejor dicho!jejeje, en serio estoy guay el relato!de aquí a por el best seller del año que viene!

Anónimo dijo...

Bueno Tullus Becker, como te llaman en los círculos literarios, ¿para cuando la siguiente?, ya sí tienes un cuarto de estudio tranquilo, así que...

Sietedebastos dijo...

oye, me gustaría abrir un enlace en mi blog al tuyo, te importa? t paso mi dirección y me dices si lo ves apropiado

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Sietedebastos dijo...

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