viernes, noviembre 07, 2008

"I believe in America"


Pues sí, y mira que tengo familla de "antiamericano", pero estos últimos comicios en el hasta la fecha "país más poderoso del mundo" me han vuelto a dar confianza y esperanza. Vivir para ver, un negro en la Casa Blanca. Quién lo iba a decír. Reconozco que yo fui el primero en afirmar que los estadounidenses nunca votarían a un negro, que eso solo pasa en las películas, pero no. Medio siglo después de las luchas de liberación y por los derechos de la gente negra en EEUU, el presidente del país va a ser un "hermano". Todo esto me hace pensar que aun hay esperanza, y que puede que, al menos en algunos temas, el mundo pueda mejorar, yo lo creo, creo en Obama..."Yes we can".

domingo, octubre 12, 2008

La leyenda del "Señor de la Noche"


En la historia literaria del siglo XX existen muchos mitos, podríamos decir que más aun que en siglos anteriores, ya que la popularización de la literatura ha ayudado a ello. Pero de entre todos ellos, hay uno que sobresale. Primero por donde nace; en el mundo del cómic. Un mundo que pertenece enteramente al siglo pasado y que, desde sus comienzos, ha tenido una red mediática de aceptación enorme. Enorme por encima de todo entre los adolescentes de las clases humildes. Y segundo porque un mito no lo es de verdad si el tiempo no lo hace más y más grande; no lo alimenta y lo convierte en leyenda. Y este es el caso del personaje que vengo a acercar hoy a esta página.
El sujeto a quién me refiero es por todos conocido; su auténtico nombre es Bruce Wayne, pero la mayoría lo conocen por su identidad nocturna. Batman.
A priori, este justiciero creado en 1939 por Bob Kane y Bill Finger no es más que uno más de los llamados "super-héroes", llamados a realizar proezas increibles para el total de los mortales con el fin de traer la paz y el bienestar a la Humanidad. Ya ven, un tipo que se difraza de colores oscuros (que no negro, aunque así nos lo represente el mundo del celuloide), se hace llamar "hombre-murcielago" y sale a vagar por los tejados de su ciudad buscando a criminales y gente de mal vivir para ponerles las cosas claras. Visto así no parece gran cosa, nada de lo mítico y legendario de lo que hablaba al principio parece florecer de una invención así. Pero es que el personaje no es solo eso. Su origen; su sentir vengativo, su lucha interna y su rabia, su estética e incluso el escenario de sus azañas, esa impactante Gothan City, lo convierten en algo increiblemente atractivo para la mayoría de los soñadores y románticos; así que solo nos queda que algunos de los mejores artistas de finales del siglo pasado, como Frank Miller o Alan Moore, cojan todos los ingredientes, los mezclen bien creando unos guiones e ilustraciones increibles y les den cada uno su toque particular, para que el mito viva y no muera nunca.
Desde aquí, rindo mi pequeño homenaje a un personaje que me hizo crecer soñando, y que me hace soñar aún hoy, cuando recorro con los ojos las viñetas de los antiguos cómics que amontono en un armario de casa.
Para quién sólo conozca la versión cinematográfica del llamado "Señor de la Noche", recomiendo, desde mi humilde opinión, la lectura de tres de las historias más increibles de este justiciero moderno: "Batman:Año Uno", "Batman: El regreso del caballero oscuro"(ambos títulos del inconfundible Frank Miller, autor también de títulos como "Ronin, "300" o "Sin City") y "El largo Halloween"(de Loeb y Tim Sale).

miércoles, marzo 12, 2008

La Plaza de la Cruz Verde


Suda jadeante tras la puerta de una de las casas de la Plaza de la Cruz Verde. Tiene la cara completamente roja, manchada de la sangre del dragón francés que acaba de degollar en las puertas de palacio. Aún nota el suavón sabor de la sangre ajena en la boca, aún le palpita el corazón en la mano derecha donde mantiene abierta la jerezana de dos palmos largos de hoja con la que le dió el corte mortal al soldado imperial. Los ojos a punto de salirse de las órbitas, el cabello erizado; está en tensión, dispuesto a todo.

El parar en el portal le hace reflexionar; todo ha sido muy rápido. Esta mañana, cuando se acercó a palacio no buscaba más que curiosear un poco, enterarse en primera instancia de qué ocurría con el infante, saber si había noticias del rey desde Francia...pero todo se precipitó. De repente alguien gritó en la calle que los franceses se llevaban al infante don Francisco, que había que impedirlo, y el vecino de su misma calle que tenía al lado sacó del fajín la navaja, similar a la propia y la abrió con un crujir enorme de muelles “crac, crac, crac, crac, crac, crac, ¡clac!”. Tras él sonaron más voces y tras observar alrededor, su mirada se topó con la de su vecino. “Hay que hacerles pagar la osadía, ¡maldita su estampa! ¡gabachos del infierno!”. Las palabras del paisano, su actitud envalentonada, y la respuesta del resto de los allí presentes hizo que se le retorciera la boca del estómago, que su corazón bombeara más y más rápido y casi sin saber ni como pronto se encontró con la navaja propia abierta en la mano y saltando sobre un jinete francés que junto con unos compañeros pasaban por la plaza en ese momento. No les dieron cuartel, entre su vecino, otro tipo bajito y fornido y él mismo cosieron a los franceses a navajazos. Mientras los otros dos se ensañaban con uno de los soldados, él saltó sobre otro y limpiamente sin mediar palabra ni dudarlo un momento le pasó por el gaznate la faca dejando que se desangrara ràpidamente entre sus brazos, como un marrano.

Bañado en la sangre de su víctima salió corriendo cuando otro grupo de franceses que andaba por la zona consiguió, a manos de un cabo, organizarse un poco y hacer una carga en toda regla sobre y el grupo de vecinos que acababan de pasar por el cuchillo a los compañeros de los imperiales entre los cuales se encontraba. En su carrera destripó al caballo de uno de los franceses y pisoteó al jinete con todas sus fuerzas mientras seguía hullendo. Un sablazo de otro estuvo a punto de llevarsele la cabeza, pero consiguió esquivarlo en el último momento. Pronto se encontró solo y corrió con todas sus fuerzas hasta la plaza de la Cruz Verde donde ahora se encontraba.

A lo lejos se escuchan voces “¡muerte a los gabachos!” “¡hay que acabar con ellos!” dicen. Suenan con estrépito disparos de fusilería y voces desgarradas que describen casi sin verlo un nuevo herido o muerto.

Ahora, escondido en este portal reflexiona sobre qué hacer. Esto pinta mal, los franceses son unos perros pero son muchos y tienen armas. Sabe que su madre estará inquieta si ha oído los disparos, porque esta mañana al salir de su casa ya se lo advirtió, “no te metas en jaleos, si pasa algo raro tú corre para casa y no se hable más”. “Madre, parece que ve el futuro” dice entre dientes sonriendo.

Se mira la mano ensangrentada, la navaja chorreando aun sangre francesa. Piensa en los excesos que desde hace días los gabachos han estado haciendo por la ciudad: peleas, muertes injustificadas, violaciones...

La verdad es que no sabe si el rey, su rey, Fernando VI es un buen rey, pero tampoco le importa mucho. Lo que sabe es que esos herejes, hijos de Satanás, quieren hacer de España parte de su imperio y eso no lo va a tolerar, ni él ni su vecinos; antes la muerte. Así que traga saliva, respira profundamente y seca la hoja de la navaja y las cachas en la camisa blanca que lleva puesta, no sea que con la sangre se le resvale en el peor de los momentos. Se incorpora y mira al exterior. Ve salir del portal de enfrente a otro vecino, con una escopeta de caza cargada y la navaja en la cintura; arriba desde el balcón una mujer le grita pidiendole que vuelva, que no sea loco. Entonces sale del portal y mete una voz “¡vecino!, ¿va a despachar franceses?”. El otro lo mira con ojos llenos de cólera, “ a despachar unos cuantos, que me han dicho que hoy toca ponerle las cosas claras a esos hijos de puta”. Sonríe al oír la respuesta, “pues vamos que yo ya le llevo ventaja”. Corre hasta llegar al lado del otro “Sancho Contreras pa servirlo”. “Agustín de la Torre pa lo mismo”. Las manos se estrechan fuertes y tensas, las miradas hablan sin necesidad de mediar más palabras y los dos se alejan calle arriba, dirección a palacio de nuevo, mientras la mujer llora en el balcón y él, recordando cómo se le escapaba la vida al francés que degolló hace un rato, se persigna y dice para sus adentros “que sea lo que Dios quiera”.

domingo, febrero 03, 2008

El Dos de Mayo e Iraq

Pues miren ustedes por donde este 2008 nos trae, entre otras cosas, un aniversario la mar de interesante; Este dos de Mayo se cumplirán 200 años del levantamiento del pueblo de Madrid en armas frente a las tropas invasoras napoleónicas. Una fecha para el recuerdo colectivo de la nación; de esta España en la que vivimos y de la que cada vez menos nos acordamos (últimamente parece que solo existe unidad de nación cuando juega la selección de fútbol). A priori todo se está planteando en los medios de comunicación y demás parafernalia de nuestra sociedad muy eufóricamente, muy noveléscamente podriamos decir. Esa exaltación patriótica de los héroes que aquel día lucharon por España y por lo que representaba para ellos ser españoles y no ceder ante el empuje del gran imperio de Napoleón. Todo esto apoyado por exposiciones, artículos literarios y de opinión e incluso alguna que otra novela ambientada en dicho momento histórico. Parece ser que casi todo el mundo se siente orgulloso en este país de aquellos acontecimientos, que ahora cumplen, como decía 200 años. A los que en aquel dos de mayo de 1808 se alzaron en armas, hoy los llamamos héroes.

Pues bien, fíjense que curioso, que también 200 años después de aquello que aconteció en tierras ibéricas, algo enormemente similar ocurre en tierras del Medio Oriente, en Iraq. Curioso ¿verdad?, un pueblo invadido por un poderoso ejército moderno, perteneciente a la principal potencia mundial del momento y con una cultura casi antagónica a la de los lugareños del territorio ocupado. Un pueblo casi analfabeto, pero con las ideas muy claras sobre quien quiere que lo gobierne, o mejor dicho, sobre quien quiere que no lo gobierne, que se defiende con uñas y dientes y con todo (que no es mucho) lo que tiene a su alcance para diezmar las fuerzas de ese poderoso enemigo invasor que quiere imponer su ley y sus principios en un país que no es el suyo.

Hasta aquí todo bien y muy similar, pero miren por donde hay una enorme diferencia entre ambos conflictos, entre ambos pueblos. Resulta que los madrileños y demás españoles que se alzaron en armas contra Napoleón y los suyos, eran la resistencia española, patriotas que con orgullo y pundonor lucharon sin darle valor alguno a su vida por la liberación de España. Pero, fíjense ustedes que curioso, los iraquíes que hoy luchan exactamente por lo mismo, son tachados de terroristas. Agárrense que vienen curvas; Muy señores míos aquí falla algo. Y es que todo depende de como le cuenten a uno la película, pero sea como sea, mucho me temo que llamar "terrorista" a alguien que lucha por su libertad es cuando menos curioso.

Hay que joderse.

domingo, enero 27, 2008

La vida en un azucarillo

Hay frases que son todo un acierto, y por ello merecen ser recordadas. El otro día, tomando un café después de trabajar, al echar el azucar al susodicho brebaje, leí una frase que allí aparecía. Disculpen que no recuerde con precisión las palabras pero rezaba algo así “la vida es eso que te ocurre mientras tu intentas planear otras cosas”

Posiblemente no habrá muchas oraciones tan sencillas y ciertas como esta. La frase, el vaivén de la cucharilla en mi café, me hizo pensar en ello; en mi vida, en la vida en general y en lo cierto que era aquello que anunciaba mi azucarillo. Pensando optimístamente, llegaremos a viejos y viviremos 80 o 90 años, ¿y qué? Apenas un suspiro. Acercándome a la treintena de años ya he gastado un tercio de mi tiempo sobre este mundo, siempre siguiendo con esos optimistas cálculos; porque la vida es el más frágil de los vidrios y en cualquier momento se puede quebrar, ya sea por una enfermedad, ya sea por un accidente, o váyase usted a saber.

Por todo esto concluí repitiendo mentalmente aquel lema que en el Renacimiento corrió por media Europa como por encantamiento, “carpe diem”, pero por completo, y a todo trapo señores, a todo trapo. Para lo poco que tenemos, no nos vamos a amargar,, digo yo.

Después de mi lapsus filosófico volví a mirar el azucarillo buscando al autor de aquella sentencia genial, John Lennon, que premonitorio fué el genial “beatle” por el que todo pasó tan rápido...la vida, y la muerte.