¿Qué es el miedo? Para algunos, el miedo es un sentimiento nacido de lo desconocido; para otros precisamente lo contrario, el sentir ante algo más que conocido, siempre y cuando ese algo sea negativo, por supuesto.
Se puede tener miedo a la oscuridad porque no se sabe que hay en ella, pero también se puede tener miedo al dentista porque sí que se sabe que con él se siente dolor.
Las formas de afrontar ambos casos, tan diferentes, son igualmente distintas. Ante el miedo a lo desconocido cabe el valor con mayúsculas, o sea el adentrarse en la oscuridad preparado para cualquier cosa; ese es el valor del explorador por ejemplo, que no tiene claro a donde va ni que necesitará allí; el valor del marino que desconoce la zona por donde navega; el valor del soldado novato que se enfrenta por primera vez a ese gran monstruo que se llama guerra.
En cambio, ante el miedo a lo ya conocido cabe un valor distinto; casi podríamos llamarlo en algunas ocasiones resignación en vez de valor. El claro ejemplo sería el soldado viejo que tras cientos de batallas se ve delante del enemigo, presto a comenzar la siguiente. O el valor del torero que con cientos de corridas mira al astado que le ha tocado en suerte esa tarde y entra en el ruedo con paso firme, analizando a la bestia mientras la cuadrilla le dice eso de -“suerte y al toro, maestro”-.
En cualquier caso el miedo nos hace humanos; y por supuesto es un sentimiento generalizado. Pobre del que no lo sienta, porque habrá perdido parte de su humanidad. Así que no hay gente con o sin miedo; sino gente que lo afronta o gente que no es capaz. El como afrontarlo, está dentro de cada uno.
